Crítica al veganismo como ‘política del estilo de vida’.

Feb 2016
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En este artículo la autora de Chickpeas & Change —un blog sobre antiespecismo, oposición al racismo, feminismo y socialismo— Ali Seiter llama la atención sobre la problemática que existe en hacer del veganismo —entendido en su definición más popular: la abstinencia de productos de origen animal por razones éticas— el eje central de la lucha por la Liberación animal.

Debido al creciente auge del veganismo considero que el artículo aporta un interesante debate a las estrategias del movimiento de derechos animales.

La política del estilo de vida no traerá la revolución: el veganismo no es ni de lejos suficiente

¡Hola a tod@s! Sabéis que hablo bastante sobre cómo los hábitos de consumo constituyen una mera extensión de mi amplia política anticapitalista, antiespecista, antirracista y feminista radical. Consumir productos veganos difícilmente constituye un acto revolucionario en o por sí mismo, de hecho, considero que creer eso juega justo dentro del discurso capitalista del «poder adquisitivo» e individualismo. Es esta creencia —que podemos llamar «política del estilo de vida»— la que quiero rebatir y desafiar en este post.

¿Qué es la política del estilo de vida? Tal y como yo entiendo este término, proviene de las «políticas prefigurativas» de la filosofía anarquista: una creencia según la cual, con la finalidad de trabajar hacia la sociedad en la que queramos vivir, debemos «construir formas de organización ‘del hoy/presente’ que prefiguren la futura sociedad» (D´Amato, Feb. 2009). Si acudimos a la segunda ola feminista, las defensoras de la política del estilo de vida sostienen que «lo personal es político» y buscan «incorporar su filosofía política en las minuciosas actividades del día a día» (Portwood-Stacer). Como podrás darte cuenta, el consumo vegano ciertamente encaja en la consigna de la política del estilo de vida, junto con las acciones de conciencia medioambiental como darte duchas más cortas, y el tan fomentado proceso de «revisarse los privilegios de uno/a».

Por supuesto, no hay nada malo con ninguna de estas acciones, y casi siempre son bien intencionadas.  Sin embargo, basar la política de una/o en estas acciones individuales del estilo de vida, genera varias cosas:

1. Oculta la necesidad de organización revolucionaria.

2. Perpetúa una visión individualista del mundo.

3. Apoya la retórica capitalista del «poder del consumidor.

Desde una perspectiva socialista radical, el cambio social sólo vendrá cuando los trabajadores del mundo se unan y se levanten contra la clase dominante que explota sistemáticamente la Tierra y todos sus habitantes en nombre de la constante acumulación de ganancias.  Organizarse para este fin constituye una estrategia política que traerá al colectivo la liberación que todos queremos ver, y depende de la colaboración de los y las compañeras de la clase trabajadora.

De modo contrario, la política del estilo de vida —en lugar de hacer un llamamiento a los colectivos explotados para unirse contra la opresión sistemática— alienta a los individuos a alejarse (o mejor dicho, intentar alejarse) de estos sistemas en vez de enfrentarlos, para distanciarse de aquellos de su alrededor que siguen comprometiéndose con «comportamientos problemáticos». Lejos de fomentar la solidaridad entre los colectivos oprimidos, la política del estilo de vida puede propiciar fácilmente una visión de la sociedad de «soy más santo que tú» o «yo contra el mundo», en la que comenzamos a demonizar a los individuos como fracasos morales por actuar de una determinada forma  (mayormente en las formas relacionadas con los hábitos de consumo) en lugar de tomar conciencia y luchar contra las mayores estructuras y sistemas de poder que condicionan las acciones de la gente. Efectivamente, como Poelker apunta, dentro de la retórica de «lo personal es poítico», «parece que hemos olvidado que la estructura es también algo político».

Así, en lugar de requerir la mejor estrategia colectivamente determinada—basada en un análisis sistemático de las enfermedades de la sociedad—para levantarse y ganar una lucha contra las clases dominantes, la política del estilo de vida se preocupa primeramente de un «activismo de productos» y de hacer decisiones «éticas» como consumidores. Bajo la política del estilo de vida, creemos que por comprar o boicotear ciertos bienes —como  una táctica individualizada y consumista— podemos solventar un problema colectivo.

Pero esto es exactamente cómo quieren que pensemos los que están en el poder. Williams explica más adelante: «si suscribimos una política del estilo de vida entonces nos vemos a nosotras/os mismas/os como las corporaciones y élites políticas quieren que nos veamos— como consumidores. Aquí no es donde reside nuestro poder. Permite al capitalismo seguir como siempre, con más y más contaminación y daño medioambiental, mientras nosotras/os estamos calmados creyendo que realmente estamos haciendo algo».

De hecho, el activismo del estilo de vida se desarrolló específicamente para funcionar dentro de los confines del capitalismo neoliberal, a medida que los movimientos con conciencia revolucionaria de la década de los 60 y 70 iban decayendo (Poelker). La política del estilo de vida, en otras palabras, está diseñada precisamente para no desmantelar las estructuras de gran poder contra las que, engañándonos a nosotros mismos, creemos estar luchando.

Resta decir que no pienso que toda persona que logísticamente pueda hacer eso no deba practicar los hábitos de consumo vegano. Eso sería ciertamente un cambio enorme en la dirección correcta. Sin embargo, dar ese paso no puede significar el final de nuestro activismo. No debemos engañarnos a nosotros mismos creyendo que tener más opciones veganas en restaurantes, fundando la siguiente innovadora empresa vegana, o comprando una nueva sucursal de queso vegano, hará siquiera una mella en el sistema capitalista que constantemente infringe la autonomía corporal/física de todos los seres, humanos y no. Como he afirmado muchas veces antes, el consumo vegano es una mera consecuencia, lo que yo veo como una extensión lógica, de una política radical que incluye el antiespecismo.

Así que sí, sigamos comprando nuestro queso vegano (si es que podemos), pero no nos engañemos creyendo que eso es un acto revolucionario. Seamos realmente revolucionarios. Organicémonos.

Desarrollemos un análisis sistemático de las enfermedades de la sociedad. Aprendamos de la historia de la lucha por los derechos laborales, de la mujer, los derechos civiles, los derechos LGTBQ, los derechos de los indígenas/nativos, y más allá. Comprendamos que el anti-especismo y todas otras formas de opresión no serán erradicadas hasta que vayamos más allá del capitalismo. Hagamos todo esto y más, y hagámoslo colectivamente, unidos, juntos.

En solidaridad, Ali.

Notas:

Allen, Emma. “Lifestyle politics, good intentions, and the road to hell.” Freedom Socialist: Voice of Revolutionary Feminism. December 2010. Web. 18 August 2015. Enlace.

Bennett, W. Lance. “Branded Political Communication: Lifestyle Politics, Logo Campaigns, and the Rise of Global Citizenship.” Chapter in Michele Micheletti, Andreas Follesdal, and Dietlind Stolle. The Politics Behind Products. New Brunswick, N.J.: Transaction Books, forthcoming. Enlace

D’Amato, Paul. “How do anarchists see change happening?” SocialistWorker.org. 26 March 2009, Issue 693. Web. 18 August 2015. Enlace

“Refusing to be ruled over.” SocialistWorker.org. 27 February 2009, Issue 691. Web. 18 August 2015. Enlace

International Socialist Review. “Anarchism: How Not to Make a Revolution.” International Socialist Review. N. dat., n. pag. Web. 18 August 2015. Enlace

Lewis, Tom. “Empire strikes out.” International Socialist Review 24 (July-August 2002): n. pag. Web. 18 August 2015. Enlace

Muldoon, Amy. “Let them eat (organic) cake.” SocialistWorker.org. 31 August 2009. Web. 18 August 2015. Enlace

Poelker, Ryne. “Does it help to ‘check privilege’?” SocialistWorker.org. 15 October 2013. Web. 18 August 2015. Enlace

Portwood-Stacer, Laura. Lifestyle Politics and Radical Activism. New York: Bloomsbury Academic, 2013. Web. 18 August 2015. Enlace

Williams, Chris. “Marxism and the environment.” International Socialist Review 72 (July 2010): n. pag. Web. 18 August 2015. Enlace

Z, Mickey. “Lifestyle Changes (Like Going Vegan) Won’t End Capitalism.” World News Trust. 12 April 2015. Web. 20 August 2015. Enlace

Traducción por Laura G.

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