«Cuanto más evitamos la resistencia, más marginada se vuelve.» Entrevista a los saboteadores de la caza.

Jun 2017

Artículo publicado en eldiario.es.

En el mes de agosto del año 1958 varios miembros de la League Against Cruel Sports (Liga Contra los Deportes Crueles), colocaban una serie de rastros falsos en la zona donde iba a tener lugar una batida de caza. Buscaban confundir a los perros sabuesos utilizados por el grupo de cazadores de ciervos de Devon y Somerset y con ello impedir la caza. El Daily Telegraph decía de esta acción: «opositores a la caza del ciervo, que hasta ahora no han podido detener el deporte, recurren al sabotaje». Era el primer sabotaje a la caza reivindicado de la historia. Y le siguieron más.

Durante las dos siguientes temporadas de caza se utilizó esta táctica y los miembros de la LACS, gracias a la propaganda obtenida por este tipo de acciones, se incrementaron de forma exponencial. Los sabotajes de militantes que actuaban en solitario comenzaron a aparecer en los medios de comunicación. Una de esas personas fue Gwen Barter, la mujer que se hizo conocida en aquellos días al bloquear un vehículo utilizado por cazadores. Meses después impedía también una batida de caza del zorro taponando la salida de una madriguera con su propio cuerpo.

Gwen Barter sabotaje caza

Estas acciones, la notoriedad que alcanzaron, y la baja actividad de la LACS, inspiraron en 1963 a John Prestige, un joven periodista de Brixham, a fundar la Hunt Saboteurs Association (Asociación de los Saboteadores de la Caza). «Estamos aquí para impedir a la gente cazar. El movimiento [la HSA] está financiado por una pequeña herencia mía y la cuota de los socios» dijo a la prensa. En los primeros días se inscribieron cien personas y fueron recibidas más de mil cartas. Las nuevas tácticas y la fundación de la HSA cambiaron la historia del movimiento de liberación animal para siempre y con ellas comenzó una nueva etapa marcada por la acción directa.

A la HSA le sucedieron más organizaciones que también operaban bajo el principio de sabotaje y de la desobediencia civil pero que llevaron más allá estas prácticas. En el año 1972 Ronnie Lee, que había formado poco antes un grupo de saboteadores a la caza en Luton, y Cliff Goodman consideraron que el marco legal en el que la HSA actuaba se mostraba insuficiente y era necesario ir más lejos. Tomando el nombre de los grupos juveniles de la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals que ya en el SXIX inutilizaban las escopetas de los cazadores, crearon la Band of Mercy.  Para Lee y sus compañeros esto era un ejemplo de verdadera acción directa. Dos años después fueron detenidos por el ataque a un laboratorio y sentenciados a doce meses de prisión. En su puesta en libertad Goodman se convirtió en el primer informante de la policía del movimiento, pero Lee salió endurecido. Consciente del creciente apoyo público a las liberaciones de animales realizadas en la clandestinidad formó a un grupo de treinta personas para organizar una nueva campaña que intimidara realmente a quienes se lucraban con la explotación animal. El nombre debía transmitir la idea de un movimiento revolucionario y Band of Mercy no parecía apropiado. Fue así como nació el Frente de Liberación Animal (Animal Liberation Front)

El modelo operativo del FLA, basado en una red internacional de grupos de afinidad descentralizados pero unidos bajo un ideario táctico y político común, ha facilitado su expansión y a día de hoy está presente en más de veinte países. Según el FBI y sólo en un periodo de seis años (1996-2002) el Frente de Liberación Animal norteamericano causó más de 43 millones de dólares en daños a la industria de explotación animal fruto de sabotajes.

En ese mismo contexto político social merecen especial atención las Animal Liberation Leagues (Ligas por la liberación animal). Estos grupos, surgidos también en Inglaterra, estaban movidos por los mismos motivos de urgencia y de necesidad de acción directa y operaban también en un marco de desobediencia civil pero, a diferencia del FLA, actuaban a plena luz del día y de forma masiva. Las acciones que realizaban recibían el nombre de raids (redadas) y podían reunir a decenas de personas que acudían en masa a laboratorios de experimentación animal con el fin de obtener pruebas y documentación para exponerlas posteriormente al público. En junio de 1980 doscientos activistas invadían el Centro de Investigación Agrícola de Babraham en Cambridge. El material que se obtuvo en aquella acción es considerado una de las mayores exposiciones de pruebas en contra de la industria de la experimentación animal y logró una gran repercusión en los medios del país.

Todas estas organizaciones amplificaron un conflicto con el fin, no sólo de impedir que determinadas empresas abusaran de los animales, de liberar a estos de su opresión o de exponer al público lo que sucedía en sus centros de explotación y experimentación, sino también de situar en la agenda política y social el debate sobre la legitimidad de la explotación animal.

Además sirvieron de inspiración y motivaron a miles de personas a involucrarse en la lucha por la liberación de los animales. Sin las tecnologías de comunicación con las que hoy contamos —como lo son internet o los dispositivos móviles— lograron crear una red de distribución y de formación alternativa (comunicados, manuales de acción directa, debates internos, análisis, …) que permitieron la expansión de este modelo de militancia por gran parte de la geografía occidental.

Pero la represión no tardó en llegar. Muchos militantes ingleses fueron represaliados de diferentes formas y decenas de ellos lo pagaron con su libertad. Algunos incluso con su vida. Mike Hill en el año 1991 y Tom Worby en el año 1993, morían atropellados por cazadores cuando se disponían a bloquear los vehículos de forma pacífica. Sus conductores decidieron no frenar. El 1 de febrero de 1995 Jill Phips corría la misma suerte. Era atropellada por un transportista de terneros durante una campaña que, mediante el bloqueo pacífico, buscaba impedir el acceso de los camiones al aeropuerto de Coventry. El 5 de noviembre del año 2001 Barry Horne fallecía en su cuarta huelga de hambre bajo la custodia del gobierno británico mientras cumplía una sentencia en prisión de dieciocho años de cárcel.

No han pasado tantos años desde entonces, pero la deriva actual del movimiento de liberación animal multiplica la sensación de distancia. El modelo organizativo de tipo oenegé, cada vez más asentado en el movimiento de derechos animales, ha ido desplazando y ganando terreno a este espacio construido en términos de lucha. No hace falta estar de acuerdo con sus tácticas para reconocer la importancia que un entorno combativo como el descrito tuvo en la construcción de este movimiento. En noviembre de 2016, motivado por el interés en entender la génesis y evolución del movimiento y en un intento de reivindicar su memoria, viajé a Inglaterra. Allí acompañé a los Bristol Hunt Sabs a uno de sus sabotajes. Fui testigo de sus acciones y las documenté gráficamente. También pude hablar con ellos sobre sus tácticas, sus objetivos y otros temas relacionados con la liberación animal.

Las personas entrevistadas han decidido mantener su anonimato por razones de seguridad. Los nombres que acompañan a la entrevista son ficticios.

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La caza tradicional con perros es ilegal desde el año 2004 pero se sigue llevando a cabo con total impunidad.

 

¿Quienes sois los saboteadores de la caza?

Michael: Somos gente corriente que nos oponemos radicalmente a la caza. Somos esas personas que salimos al campo e impedimos la caza. No se necesita ningún tipo de habilidad especial para ser un saboteador a la caza.  Existen otros grupos que monitorizan a los cazadores, sentándose por ejemplo en matorrales con cámaras de video esperando a documentar cómo un zorro es perseguido por una manada de perros con el fin de llevar a juicio a los cazadores. Nosotros no estamos interesados en hacer eso, no estamos interesados en ver a un zorro ser asesinado para esperar conseguir una condena en el juzgado. A nosotros nos interesa salvar la vida de los animales ese mismo día.

Lauren: Existe una gran diferencia entre los grupos de saboteadores de caza locales y la Asociación Nacional de Saboteadores de Caza. Los saboteadores de la caza a nivel local probablemente tienen un enfoque político más amplio que la asociación nacional. Muchos de los saboteadores tenemos ideas cercanas a la lucha de clases, uso de la tierra, etc…, mientras que la asociación de saboteadores es exclusivamente un grupo que lucha para detener la caza de animales

¿Cuáles son los objetivos de un grupo de saboteadores a la caza?

L: El objetivo directo es detener la caza de cualquier animal pero, como objetivo más amplio, buscamos acabar con la caza como industria. Las víctimas de la caza no son sólo la fauna silvestre, también los caballos o los perros utilizados. Nuestro objetivo es desmantelar la industria en sí desafiando a los privilegiados terratenientes.

En el movimiento existe un debate sobre la idea de salvar animales ahora frente a generar conciencia para prevenir que un mayor número de animales mueran en el futuro. En vuestro caso salváis animales directamente y con ello generáis conciencia, una táctica que proporciona una doble finalidad, ¿he entendido bien esto?

L: El sabotaje a la caza, como bien indicas, salva animales directamente y aumenta la conciencia sobre la caza. Sin embargo, es necesario apuntar que aumentar la conciencia sobre la caza no ha ayudado realmente. La gran mayoría de la sociedad británica conoce la caza del zorro y se opone a ella, pero eso no la ha parado. Es un debate interesante y probablemente las dos tácticas puedan servirse la una de la otra. Parece más importante el uso de imágenes e información sobre la caza para cuestionar nuestra relación con otras especies (de animales) que simplemente persuadir al público de que la caza está mal.

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Los saboteadores llegan al lugar de encuentro de los cazadores. El sabotaje comienza dejando clara su presencia.

 

¿Que tipo de tácticas utilizáis?

L: Nuestras tácticas son similares a las que utilizan los cazadores: llamadas de voz, llamadas de cuerno, y látigos de ruido. Con ellas controlamos a los perros de caza y les mantenemos alejados del animal que está siendo cazado. También utilizamos sprays de citronela para suprimir el rastro de olor que deja la víctima. Para aumentar la conciencia sobre la caza ponemos stands informativos, repartimos folletos y pegamos carteles.

M: Utilizamos algunas tácticas más. Por ejemplo las grabaciones de perros de caza aullando. Lo explico: cuando la manada huele el rastro del animal y han captado el olor comienzan a emitir un sonido que es similar a un lloro —así lo llamamos—. Con el fin de atraer a la manada hacia nuestro grupo y alejarlos del verdadero rastro utilizamos una grabación casera con ese mismo sonido. También utilizamos los mismos látigos que los cazadores llevan consigo y los combinamos con el rating, que es el grito que utiliza el cazador para detener a los perros. Los perros de caza están entrenados para evitar el látigo y su sonido sirve para detener a la manada. De esta forma también podemos salvar a los perros de caza si están cerca de de una carretera o vías de tren.

Un saboteador impide el paso del cazador ralentizando así la actividad de todo el grupo.

 

¿Cómo definiríais la HSA cincuenta años después de su creación?

L: Personalmente creo que la HSA está anticuada y no es realmente necesaria como organización. Disponemos de una red de grupos muy fuerte por todo el país que podrían valerse sin la necesidad de ello.

M: Si. El único propósito de la HSA es proveer de ayuda económica a quienes la necesiten. Los grupos locales de saboteadores de caza trabajan duramente para organizarse con otros que se encuentran localizados por todo el país y trabajando con ellos, e incluso recaudando fondos, así que muchas veces no es ni necesaria la HSA para ello.

Sois decenas de grupos locales repartidos por todo el territorio británico. ¿Existen diferencias importantes?

L: El movimiento de sabotaje de caza es un movimiento muy diverso. Los grupos locales trabajamos de forma diferente y tenemos políticas muy diferentes también. Algunos no tienen problemas con el especismo —simplemente no les gusta que los animales sean cazados— otros carecen de una perspectiva de clase o diferentes niveles de seguridad, otros trabajan con las autoridades por ejemplo …

M: El nuestro trabaja muy bien con unos y no tan bien con otros. Nosotros nos ponemos en primera linea. Tenemos que recordar que han asesinado a gente por esto. Un punto que no compartimos con otros grupos con los que trabajamos es su falta de conciencia de la seguridad.

¿Como valoráis el impacto social de vuestras acciones?

L: Quiero pensar que tenemos un impacto social más allá del hecho de impedir la muerte de estos animales. Vemos como grupos de cazadores a los que saboteamos regularmente están empezando a tener problemas. Están perdiendo apoyo y como consecuencia de sus problemas financieros contratan a menos personas. Creo que estamos teniendo un impacto más amplio y que la gente que empieza a organizarse en nuestros grupos es más consciente de otros problemas sociales y no solamente de salvar animales de ser cazados.

M: Aunque nuestro trabajo se centre en estar lejos, en el campo, nuestro impacto está llegando a la sociedad gracias a internet. La opinión pública parece estar de nuestro lado y la caza está debilitándose poco a poco. Hemos visto como muchos grupos de cazadores han despedido al huntman —así llaman a quien lidera la batida de caza ese día, que suele ir con un traje rojo y blanco— o pelean entre ellos como consecuencia del sabotaje perdiendo todo su apoyo. Allí está todo el trabajo de los saboteadores de caza.

Cinco décadas de militancia, desobediencia civil, enfrentamientos y sabotajes parece un contexto para un prolifero debate. ¿Qué cuestiones han sido más discutidas?

L: El movimiento es muy diverso y los grupos somos diferentes. Se ha debatido sobre la imagen pública durante años. Sobre sustituir el nombre de saboteadores por el de personas opuestas a deportes crueles dado que los medios de comunicación nos han acusado falsamente de organización violenta.

Los debates sobre las tácticas, que también han existido, no han influido realmente en la práctica. Lo que quizás sí ha cambiado es el uso que hacemos de los medios de comunicación o la forma de relacionarnos con la policía y los tribunales. Pero esto varía entre los grupos. Algunos interaccionan con la policía si hay algún saboteador herido. De igual forma algunos grupos se comunican con los principales medios de comunicación y otros no.

La llegada de las redes sociales ha supuesto un gran cambio. A la vez que ha sido una herramienta útil para recaudar fondos ha generado muchos problemas de seguridad.

La HSA es una organización dedicada sólo a un tipo de explotación animal. Aunque exista conexión con el movimiento, la liberación animal no es el objetivo principal de la HSA. Lamentablemente, la HSA no ha adoptado una posición antiespecista o de liberación animal, algo que supone una barrera para algunos activistas.

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Los supporters son personas que acuden a las batidas de caza a impedir que el grupo de saboteadores cumpla su cometido. En la imagen dos todoterrenos siguen a varios saboteadores.

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Los saboteadores de la caza suelen recibir amenazas de los supporters.

 

En este recorrido histórico, ¿qué hechos consideráis importantes?

L: Siempre que han sucedido cambios legales la gente ha pensado que iban a tener un impacto mayor. Cuando se aprobó la Ley de Justicia Penal (Criminal Justice Act) mucha gente pensó que el sabotaje a la caza se volvería ilegal pero las cosas no cambiaron mucho. Lo mismo sucedió con la Ley de Caza (Hunting Act). Todo el mundo pensó también que sería el fin de la caza, y de nuevo las cosas tampoco cambiaron. Cuando algún saboteador ha muerto o ha sido seriamente herido ha causado un gran impacto en el movimiento. Hemos recibido mucho apoyo, hemos tenido repercusión mediática pero, a largo plazo, tampoco han cambiado demasiado las cosas. Es extraño, pero el sabotaje a la caza como movimiento no ha cambiado su pensamiento en cincuenta años.

M: Estoy completamente de acuerdo. Doce años de prohibición y todos los grupos de caza que saboteábamos antes siguen cazando e incumpliendo la ley. Es muy triste pensar que después de todos estos años de trabajo realizado por los saboteadores de la caza seguimos haciendo lo que hacemos. Pese a ello seguiré haciendo esto durante toda mi vida porque siempre que ellos cacen animales nosotros tendremos que estar ahí para impedirlo.

Si las cosas no cambian pese a la implicación de mucha gente y vuestro objetivo a largo plazo es acabar con la industria de la caza, ¿no habéis considerado encararlo desde un plano estratégico diferente? ¿Qué es lo que os lleva a seguir con la misma metodología cincuenta años después si los resultados son los que expresáis?

L: En la industria de la caza se encuentran algunas de las personas más ricas de este país. Acabar con ella bajo la actual sociedad capitalista no va a ser fácil. Medir los resultados puede ser difícil, las vidas de los animales se están salvando y las cacerías están bajo la presión de los saboteadores, pero sí, la caza sigue existiendo. Tal vez un enfoque más amplio desde una perspectiva de liberación animal que incluya más desafíos a la propiedad de la tierra y el privilegio de clase obtendría mejores resultados.

¿Recibís algún tipo de apoyo económico?

L: Sí, nos va bastante bien con las donaciones, de hecho, ahora es cuando mejor nos va con las donaciones.

M: Internet nos ha ayudado realmente en esto. Podemos recurrir a ello para pedir ayuda con el objeto de conseguir ciertos artículos que necesitamos y tdisponer de ellos al día siguiente. Recibimos apoyo de la HSA cuando es necesario pero somos bastante independientes y hacemos nuestras propias recaudaciones. La gente que no puede involucrarse físicamente nos apoya económicamente y eso definitivamente ayuda. Unas pocas libras aquí y allá ayudan mucho.

¿Es legal sabotear la caza?

L: A veces. Salir y grabar a los cazadores e incluso intervenir para impedir que maten animales no es ilegal. Sin embargo para sabotear la caza es necesario cruzar propiedades privadas, algo que no dudamos en hacer si algún animal va a ser cazado ahí. Si nos atacan también nos vamos a defender. Pero en general diría que sí, que es legal.

Es importante puntualizar que llamamos la atención de las autoridades mucho más que la comunidad de cazadores pese a que la caza, y desde hace doce años, es completamente ilegal.

¿Cuál es vuestra relación con la policía? ¿Suele intervenir?

Simon: La relación con la policía es mínima. Acuden a veces. Imagínate la escena: una patrulla de policías jóvenes del pueblo se encuentran con que tienen que impedir que veinte o treinta personas vestidas de negro y con las caras tapadas saboteen la caza. Una actividad que además es ilegal. No es que nos importe mucho si es algo legal o ilegal. Cuando era legal también realizábamos sabotajes, pero es un escenario diferente para la policía.

La policía está para preservar la actividad y comodidad de los cazadores —gente con bastante poder adquisitivo— por lo que intentan pararnos y en ocasiones envían refuerzos. Pero lo normal es tener más problemas con los cazadores y sus grupos de apoyo —los supporters son una especie de hinchas de la caza que van a apoyarles ese día y a defenderles de los saboteadores—.

Cuando los cazadores nos atacan la policía no suele hacer nada, así que nos defendemos. Tampoco les necesitamos. Otros grupos hablan y colaboran con la policía. Nosotros no. Ni lo hacemos, ni lo haremos.

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Es importante conocer zona donde va a tener lugar el sabotaje. El grupo de Bristol estudia el terreno días antes y el mapa juega un papel clave.

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Los cazadores intentan ponerlo difícil alejándose a caballo y una vez estudiado el terreno se toman atajos.

 

La Ley De Caza (Hunting Act) prohibió la caza con perros en el año 2004, sin embargo sigue existiendo. Además de demostrar la necesidad de vuestro trabajo, ¿creéis que lo dota socialmente de mayor legitimidad?

L: El acta de la caza ha sido irrelevante porque no ha parado la caza y personalmente no creo que una legislación del gobierno vaya a parar la explotación animal, pero dicho esto, si no hubieran aprobado la prohibición, los saboteadores tendríamos muchos más problemas con la policía.  Ahora mismo no hay mucho que puedan hacer porque saben que los cazadores están haciendo algo ilegal.

Una cosa que me sorprendió los días que estuve con vosotros fue el hecho de que os cubrierais la cara a plena luz del día. Paseabais por zonas habitadas y hablabais con la gente. Nadie parecía mostrar sorpresa. De hecho, una mujer de avanzada edad se os acercó y os facilitó información sobre la localización de los cazadores. ¿Es legal cubrirse la cara en un contexto así? ¿Cuál es el motivo de que algunos grupos uséis pasamontañas y otros no?

L: Sí, es perfectamente legal cubrirse la cara salvo en los casos donde exista una legislación especial. Lo hacemos para proteger nuestra identidad. Los cazadores tienen páginas web donde suben fotos de saboteadores de la caza y nuestra finalidad con ello es que los cazadores o la policía no sepan quienes somos. La razón por la que unos grupos se cubren los rostros y otros no es debido a diferencias en prácticas de seguridad. A algunos grupos no les importa si sus fotografías están en internet, a nuestro grupo sí que le importa, así que nos cubrimos las caras.

M: Tenemos que recordar que la comunidad de cazadores ha dejado zorros muertos en los portales de las casas de la gente; se ha presentado en la casa de saboteadores; ha pinchado ruedas de coches o ha hecho cosas del estilo. Esta amenaza es real, ¿sabes? No es un juego, esta gente nos odia. Han puesto nombres y direcciones de saboteadores en sus webs incluso fotos del google maps donde viven compañeros y compañeras. Nombres de los lugares de trabajo de la gente y campañas para que despidieran a saboteadores de sus lugares de trabajo. ¿Para qué darles nada? Algunas personas igual difieren acerca de cubrirse el rostro, me parece bien, pero yo no quiero darles nada a esta gente. Nos sacan fotos y nos filman constantemente… No estoy interesado en ellos a nivel personal, no me importa lo que hagan fuera de la caza, pero a ellos sí les interesa lo que hacemos nosotros e irán más allá para averiguar quienes somos y hacernos daño.

¿Cómo es el día de un saboteador a la caza? ¿Cómo os organizáis?

L: Oh, eso es una gran pregunta (ríe). Tenemos una persona que es el contacto del grupo que prácticamente organiza el día. Hemos pensado en hacerlo de forma diferente para no delegar mucha responsabilidad en una sola persona. Nos dan el chivatazo de las quedadas de los cazadores durante la semana y cuáles son las más óptimas para sabotear, y bueno, ¡quedamos y vamos! Nos dirigimos al lugar donde han quedado los cazadores, les seguimos, nos insultan, normalmente nos las apañamos para que dejen de cazar, y sí, casi todas las semanas son exitosas.

M: Esta temporada acaba de terminar y habremos saboteado alrededor de treinta y cinco grupos de cazadores y sólo han conseguido matar a un animal. Esto prueba que realmente funciona lo que estamos haciendo. Creo que está bien decir también que sí, que los días de sabotaje siguen un patrón particular. Sin embargo nunca sabemos, por ejemplo, cuando se van a poner violentos porque suele ser resultado de ser saboteados semana tras semana y es necesario estar preparados para ello. Volviendo atrás y hablando de la organización, nosotros decidimos cuidadosamente qué grupo de cazadores sabotear en base a las experiencias anteriores que hayamos tenido con los diferentes grupos. También decidimos con qué grupos trabajamos. Nos aseguramos de tener todo lo que vayamos a necesitar, por ejemplo cada herramienta que necesitamos en el campo durante el día. Y entonces seguimos con el frente online y hacemos el reportaje del día. La organización empieza el lunes o el martes y el sabotaje lo llevamos a cabo el sábado. El proceso se repite durante toda la temporada de caza.

S: Depende del tipo y de la temporada de caza. En los sabotajes a la caza del zorro los participantes van a caballo en su mayoría. Generalmente llegamos al punto de encuentro si hemos conseguido determinar el lugar —previamente recibimos información de donde va a ser la batida de caza de alguno de nuestros contactos— o en su defecto partimos del lugar donde tienen guardados a los perros. Suelen estar bebiendo y charlando durante un rato y luego parten. Ahí comenzamos a seguirles a pie. Si vemos que tienen intención de ir muy lejos nos trasladamos en nuestros todoterreno.

Los cazadores suelen reaccionar con agresividad porque han pagado una alta cantidad de dinero para cazar ese día. También acuden simpatizantes —los supporters— de la caza que van a por nosotros. Cuando vemos que vienen con la cara tapada intuimos que van a querer pelear.

En ocasiones aparece la policía que ha sido previamente avisada por los cazadores. No hablamos con ellos salvo que sea necesario. Suelen indicarnos educadamente que no entremos en zona privada pero no les hacemos caso.

La jornada suele durar todo el día y acabamos muy cansados.

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Las jornadas de sabotaje son largas y cansadas. Gran parte del éxito del sabotaje reside en estar en el lugar y en el momento preciso. Cuando reciben el aviso de quienes vigilan en todoterrenos, toca correr.

¿Habéis sido amenazados alguna vez? ¿Se han cumplido estas amenazas?

L: Sí, pero creo que hay que ponerlo en contexto. Nos amenazan cada semana pero generalmente no las llevan a cabo. Ha habido gente herida, a mí misma me han herido y he tenido que ir al hospital, pero diría que la mayoría del tiempo son amenazas que no llegan a darse.

M: Sí, creo que es un patrón que se da en el sabotaje. Me han insultado de toda forma posible, he sido amenazado, mis datos personales han sido subidos a internet, he sido atacado físicamente y me han llevado al hospital. Ellos piensan que haciendo esto nos van a parar pero lo que consiguen es hacernos más fuertes como movimiento ya que esto nos une a todos los grupos de sabotaje. De hecho hace que más gente vaya al campo a ayudarnos.

Ellos son conscientes de que sus acciones están siendo documentadas y que es difícil llevar a cabo todas esas amenazas. Ahora hay menos violencia en relación a años atrás y somos muy afortunados de tener esto de nuestro lado. En los años ochenta o noventa no era habitual llevar cámaras y es algo que nos ha ayudado mucho. Si sucede algún tipo de ataque subimos el video a internet y dañamos seriamente al grupo de caza.

La HSA puede considerarse una organización influyente en los orígenes del movimiento de Liberación Animal. Sin embargo su trayectoria y su discurso no es antiespecista y no toda la gente que participa es vegana, es decir, no hay una firme oposición a la explotación de los animales. ¿Es esto así? ¿Existe un debate interno al respecto? Como grupo, ¿cuál es vuestra posición?

L: Si, estoy de acuerdo. La HSA sólo enfoca su lucha contra la caza de la fauna silvestre y no tiene creencias antiespecistas firmes. Esto supone un problema. En nuestro grupo ha habido debate cuando alguien que se ha sumado a algún sabotaje ha comido carne en nuestro vehículo. Suele ser gente que procede del ámbito de lucha de clases donde no se cuestiona la explotación animal. Hoy en día creo que en nuestro grupo no tienes por que ser vegano, sí que nos oponemos a que se coma carne en nuestro vehículo, pero no preguntamos acerca de lo que cada uno hace en casa. Sin embargo pienso que es algo de lo que debemos hablar más, definitivamente, ampliar nuestros pensamientos. Muchas veces no conocemos las políticas de la gente que sale con nosotros, tan sólo que están en contra de que los animales sean cazados.

El movimiento de liberación animal inglés estuvo caracterizado en su origen por acciones directas de diferentes tipos, desde los sabotajes a la caza, pasando por las liberaciones de animales o destrucción de infraestructura, hasta liberaciones masivas en laboratorios coma las protagonizadas por las ligas. Mucho ha cambiado desde entonces. ¿Cómo valoráis la ausencia de acciones en el movimiento presente? ¿Consideráis necesario recuperar ese espíritu combativo que caracterizó a aquella época?

L: Sí. Pienso que el movimiento de Liberación animal en el Reino Unido ha sido duramente destruido por la represión policial, por los medios, por la apatía general en la sociedad, y la falta de compromiso con la política. El movimiento que tenemos hoy en día es muy inefectivo. Y esto es consecuencia de la apatía y del miedo.

Esto es una batalla que nunca será ganada si no nos radicalizamos y empezamos a luchar.

Cualquier intensificación de la acción directa será algo bueno. Su disminución ha permitido a los medios retratar a los saboteadores como algo extremo. Las cosas son muy diferentes ahora comparadas con cómo eran en los años ochenta y el aumento de la represión ha aumentado el miedo en la gente. Pero cuanto más evitamos la resistencia, más marginada se vuelve.

M: Estoy de acuerdo. Mirando atrás hace unos años, cuando el Frente de Liberación Animal estaba asentando un modelo de acción directa por todo el mundo, cuando éramos una fuerza tan fiera… Pero la gente ha sido perseguida, y las duras condenas de cárcel a la gente involucrada en la campaña SHAC ha instaurado un miedo dentro del movimiento de liberación animal que ha frenado su avance.

Mi sentimiento personal es que necesitamos que estos tiempos vuelvan y ponernos las pilas porque el abuso animal no ha desaparecido. Los animales todavía mueren en los laboratorios y día a día en gran número en mataderos. Necesitamos primero, estar en la posición de poder salvar a estos animales y segundo, aumentar la conciencia sobre estos hechos y que la gente realmente sea consciente de lo que sucede. Me parece que a la gente le hace falta que se lo pongan en las narices.

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Los cazadores han amenazado, atacado físicamente y perseguido a los saboteadores en su vida privada. Debido a ello, muchos cubren su rostro con un pasamontañas.

 

En el movimiento de liberación animal cada vez son más las voces feministas que denuncian y enfrentan el sexismo en las filas militantes. La estética de combate propia de organizaciones como la vuestra ha sido también puesta en cuestión por reforzar un tipo de masculinidad que perpetúa comportamientos y relaciones sexistas. ¿Atrae la HSA, por la naturaleza de sus acciones, a un perfil de militante asociado a este modelo de masculinidad?

L: Ahora vienen muchas más mujeres a los sabotajes que cuando yo empecé. Pero todavía veo sexismo en el movimiento, todavía son los hombres los que tienen más influencia en los grupos, o sus voces son tomadas más en serio. Pienso que las mujeres debemos de trabajar mucho más duro para que nos tomen en serio. De algún modo ha cambiado pero no del modo que yo lo vería del todo positivo.

En relación a si las tácticas o la estética combativa refuerzan comportamientos sexistas no creo que sea verdad y creo que tenemos que tener cuidado al asumir que la acción directa y la lucha son cosas de hombres y que las mujeres no pueden luchar. Considerar que porque algo sea acción directa o más confrontativo es más masculino, no es correcto. De hecho es una creencia bastante sexista.

En relación a si la HSA atrae a militantes asociados a esta masculinidad, sí. Algunas personas que tienen actitudes machistas se sienten atraídas por la idea de sabotear la caza, pero no debería ser así.

Cuando miramos el sexismo en nuestros grupos de activismo tenemos que tener en cuenta que vivimos en una sociedad patriarcal y es inevitable que este patriarcado se filtre en nuestro grupo a no ser que lo ataquemos de forma pro activa. Si no nos tomamos esto en serio continuará existiendo.

M: Yo pienso igual, y hablando desde una perspectiva de hombre y sin estar orgulloso de ello, sí que creo que se nos pueden escapar ciertas actitudes de ese tipo y debemos de luchar para evitarlas. Pero considero que en nuestro grupo podemos hablar de estas cosas con el fin de hacerlo mejor y más cómodo para todas las personas involucradas en él.

En el movimiento de saboteadores, ¿existe debate sobre las relaciones de poder y género? De ser así, ¿cómo tratáis estas cuestiones?

L: No, no creo que se debatan. Pienso que no se hace porque las mujeres no se sienten seguras de sacar el tema y los hombres no lo sacan porque se encuentran en una posición privilegiada dado que es un tema que no les perjudica.

Es algo olvidado que veo tanto en nuestro grupo como en otros. Pero debo de decir que el nuestro ha trabajado sobre el tema y, aunque haya cosas que pulir, no es de los peores.

NOTAS:- Tochelar, Michael. The History of Opposition to Blood Sports in Twentieth Century England. Routledge, 2016.
– Best, Steven & Nocella, Anthony J. The Animal Liberation, Front a political and philosophical analysis. Lantern books, 2011.
– VVAA. Ed: Best, Steven & Nocella, Anthony J. Terrorists or Freedom Fighters? Reflections on the liberation of animals. Lantern books, 2004.
– 1963 – Protest to Resistance. Steve Poole. [fFecha de consulta: 5 04 2017]. Disponible en el siguiente enlace.
– Against all odds. 1980. Publicación distribuida en aquellos años en formato fanzine.
– Kriesi, Hanspeter & Rucht, Dieter. Social Movements in a Globalising World. Pallgrave macmillan, 1999.
– Northwest Hunt Saboteurs. A tribute to Mike Hill. [Fecha de consulta: 5 04 2017]. Disponible en el siguiente enlace.
– F. Jarboe, James. The Threat of Eco-Terrorism. Federal Bureau of investigation (FBI). 2002 (12 de Febrero) [fecha de consulta: 5 04 2017]. Disponible en el siguiente enlace.

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