No new animal lab (NNAL) es una campaña cuyo fin es impedir la construcción de un nuevo laboratorio de experimentación animal en la Universidad de Washington. A través de esta vía de acción aspiran a construir y recuperar el movimiento de base de liberación animal. Un movimiento que consideran aislado y fragmentado tras los efectos del Green Scare [1] —la ola represiva contra el movimiento ecologista radical y de liberación animal en Estados Unidos—.
En este artículo la autora de Chickpeas & Change —un blog sobre antiespecismo, oposición al racismo, feminismo y socialismo— Ali Seiter llama la atención sobre la problemática que existe en hacer del veganismo —entendido en su definición más popular: la abstinencia de productos de origen animal por razones éticas— el eje central de la lucha por la Liberación animal.
En Julio del año 2014 comencé con el proyecto Tras los Muros, el nombre bajo el que publico un ensayo fotográfico que pone el foco en la situación de opresión que padecen los animales no humanos en todo tipo de ámbitos, culturas y territorios. En este año y medio de andadura he recorrido más de cien eventos y lugares donde los animales son sometidos a todo tipo de abusos y de violencia programada. Por cuestiones de seguridad tan solo he podido publicar una parte del trabajo. En el 2016 y a medida que vaya finalizando algunos proyectos en los que estoy inmerso iré publicándolos en esta página.
La estrategia del proyecto se mueve en el marco de un discurso anti-especista e interseccional valiéndose de acciones creativas y no violentas y potenciando la construcción de comunidad de activistas. En esta entrevista, realizada en su visita a México en el mes de Noviembre del año 2015, Raffaella expone su visión sobre la Liberación Animal, las estrategias que llevan a cabo como proyecto, la dimensión política de la lucha por los Derechos Animales y la necesidad urgente de la militancia y la solidaridad activa.
En una localidad rural ubicada en el Estado de Tlaxcala y llegado el día varios de los integrantes de una familia se han citado para llevar a cabo una de las matanzas que tienen lugar en el patio trasero de su casa todas las semanas. Divididos en tres cobertizos sin luz y de escasa higiene una treintena de cerdos son criados y explotados con fines comerciales.
Treinta y cinco mil pollos —según las declaraciones del propietario de la granja— murieron asfixiados y calcinados en el incendio de la granja Margarita situada en el municipio de Tlajomulco (Jalisco).