De acuerdo con los datos publicados por el Sistema Integral de Trazabilidad Animal (SITRAN), el censo de gallinas explotadas por el sector del huevo español es de 56 millones (SITRAN, 2022). De la población destinada a la producción, que asciende a 47 millones de aves, 34 millones de ellas viven hacinadas en jaulas (REGA, 2021).1, 2, nota 1 Esta cifra sitúa al Estado español como el segundo país de la Unión Europea (UE) con mayor número de gallinas explotadas bajo este sistema, muy por encima de la gran mayoría de países miembros europeos.2
En la granja industrial, debido a la presión ejercida para producir huevos, al hacinamiento y a las condiciones ambientales, las gallinas sufren múltiples enfermedades y patologías. Muchas de ellas mueren antes de llegar al matadero y sus cadáveres pueden permanecer en el suelo de la jaula, junto al resto de gallinas vivas, durante días o semanas.
Tanto la industria ganadera como las administraciones públicas conocen los hechos que se describen a continuación. Estos no son casos aislados. Son las consecuencias inherentes a la explotación y cría de animales a gran escala.
Gallinas explotadas para la puesta de huevos en una de las jaulas de la nave. 2021.
Según el último Eurobarómetro sobre las Actitudes de los europeos hacia el bienestar de los animales, el 67% de la ciudadanía declara que desearía disponer de más información sobre las condiciones en las que se encuentran los animales explotados en granjas.3 Sin embargo, el oscurantismo que envuelve a las operaciones de la industria ganadera y su falta de transparencia interfiere en el derecho del consumidor a tomar decisiones libres e informadas.
La industria conoce el daño que un vídeo o una fotografía puede causar a sus negocios. En los últimos años, las filmaciones encubiertas llevadas a cabo por organizaciones y activistas por los derechos animales han logrado mostrar sus abusos y contradecir la imagen que quieren proyectar en sus campañas de publicidad. La industria opera con opacidad y es inusual que los propietarios de las granjas permitan documentar sus instalaciones. Los protocolos para impedir la entrada de activistas infiltrados o de la prensa crítica a sus explotaciones son cada vez más estrictos.
Contra todo pronóstico, y tras solicitar acceso a varias granjas, una de las mayores productoras de huevos de España me autorizó la entrada. Entre los años 2018 y 2022, he visitado sus granjas en seis ocasiones.
Este trabajo, realizado en colaboración con Animal Save Movement, tiene como objetivo aportar información al creciente debate social sobre la ganadería industrial y sus implicaciones. La gran mayoría de imágenes que se presentan —salvo cuando se indique de forma expresa— han sido obtenidas en naves que operan bajo el sistema de jaulas y son representativas de los estándares en los que se desarrolla la explotación industrial de gallinas para la producción de huevos.
Documental HUEVO realizado con imágenes obtenidas durante la investigación.
La normativa que regula la ordenación de las granjas avícolas distingue dos categorías de explotaciones en función del destino de los huevos: las de producción, cuyo fin es la obtención de huevos para su venta al público y las de reproducción —divididas en varios niveles—, cuyo fin es la obtención de huevos fértiles destinados a incubadoras, donde nacerán las gallinas utilizadas para la puesta.4
En el Estado español existen 1.473 explotaciones dedicadas a la producción de huevos, con una población de 47 millones de aves —cifra que apenas ha variado en los últimos años5—, y 236 dedicadas a la reproducción, con una población de 9 millones aves.1 Sin embargo, el censo oficial de gallinas explotadas para la producción de huevos no contabiliza el número de aves destinadas a la reproducción.2 Así, la cifra que acaba siendo citada en medios y publicaciones no corresponde a la totalidad de gallinas explotadas, que asciende a más de 56 millones de aves. Tampoco se contabilizan los millones de pollos macho que, debido su falta de valor comercial, son triturados o gaseados al nacer.
El 1 de enero del año 2012 entró en vigor la normativa comunitaria que obligaba, entre otros requerimientos, a ampliar el espacio de las jaulas (de 550 cm2 a 750 cm2 por gallina).6 Esto supuso cambiar todas las jaulas existentes —Bruselas abrió un expediente al Estado español por no cumplir la normativa a tiempo a pesar de que los Estados miembros de la UE disponían de más de 10 años para ello— y, en palabras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), produjo una «auténtica reconversión del sector productor».7 Desde entonces, el porcentaje de granjas dedicadas a la producción con sistema de jaulas se ha reducido casi a la mitad, pasando de suponer el 60,5% del total en 2013, al 31,61% en 2021. Aun así, el número de gallinas que viven en jaulas supone el 68,6% del total. Y ahora existen, además, más de 15 millones de gallinas explotadas en sistemas alternativos (sistema de cría campero, en suelo y ecológico).
El Estado español ocupa el segundo lugar, detrás de Polonia, en número de gallinas explotadas bajo el sistema de jaulas; el cuarto, detrás de Alemania, Polonia y Francia, en censo de gallinas destinadas a la puesta de huevos, y el tercero, detrás de Francia y Alemania, en producción final de huevos.2
Durante las primeras semanas de vida y en condiciones exentas de explotación, el pollo doméstico (Gallus gallus domesticus) —subespecie que abarca las distintas estirpes que se utilizan para la producción de carne y de huevos— permanece junto a su madre.8, 9 Esto influye de manera beneficiosa en su desarrollo conductual.10 Sin embargo, bajo los sistemas de explotación y de cría industrial, los pollos nacen artificialmente en máquinas incubadoras y son criados sin vínculo maternal. Este acontecimiento aumenta la probabilidad de que desarrollen el denominado picoteo de plumas, un problema de bienestar grave y generalizado que causa dolor, angustia y mortalidad.10, 11 Asimismo, se han identificado a las incubadoras industriales como causa de diversos problemas que comprometen la salud de los pollos. Un estudio comparativo realizado entre pollos nacidos en incubadoras industriales frente a pollos nacidos en ambientes tranquilos y menos ruidosos, concluyó que los niveles de estrés y de miedo son mayores en los primeros.12 En otro experimento se obtuvieron resultados similares. El ruido de las incubadoras puede también afectar al desarrollo conductual y al sesgo cognitivo de las gallinas.13
Los huevos fértiles que llegan a las incubadoras son el resultado de un proceso de selección genética que involucra a tres generaciones de aves: bisabuelas, abuelas y madres. Dicho proceso comienza en las granjas de selección, que son unidades altamente tecnificadas donde se desarrollan las aves con las mejores aptitudes genéticas (líneas puras) a fin de servir a los distintos negocios avícolas. En ellas se estudian aspectos como la producción de huevos comercializables por ave, el índice de conversión, el comportamiento, la robustez, la resistencia a enfermades o la uniformidad del tamaño de los huevos, entre otros.14 En estas granjas son explotadas la primera generación de gallinas, las bisabuelas. De su cruce se obtienen escalonadamente la segunda y tercera generación: las abuelas y las madres. Ambas se explotan en las denominadas granjas de multiplicación. Las granjas de madres son las que finalmente abastecen de huevos fértiles a las máquinas incubadoras, de donde se obtienen las gallinas destinadas a la puesta.
Este flujo de producción abastece a todos los sistemas de explotación y cría: ecológico, campero en suelo, o en jaula. Todas las gallinas provienen de incubadoras industriales y la mitad de los pollos que nacen son triturados vivos o asfixiados por inhalación de gas.
Las pollitas de un día —futuras gallinas— llegan a la granja con uno, dos o tres días de vida. 2022.
La aves destinadas a la puesta de huevos carecen de la velocidad de crecimiento y de engorde que poseen las aves destinadas a la producción de carne. Por ello, la industria del huevo desecha a los pollos macho. No tienen valor comercial. Ni ponen huevos, ni resultan eficientes para la obtención de carne. A las pocas horas de nacer, los machos se separan de las hembras mediante un procedimiento denominado sexado y se matan. En el año 2021, las incubadoras industriales en España produjeron más de 90 millones de huevos y surtieron a las granjas de puesta con más de 38 millones de gallinas. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) no conoce el número de pollos macho que fueron exterminados pero estima que será una cifra similar a la de hembras nacidas.15, nota 2
Los dos métodos más extendidos para la matanza de pollos macho son la asfixia por inhalación de gas y la trituración. Ambos constan como procedimientos legales en el Reglamento (CE) Nº 1099/2009 del Consejo de 24 de septiembre de 2009 relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza.16 Además de las consideraciones éticas que supone matar animales a causa de su falta de valor comercial, estos procedimientos también comprometen su bienestar. Así lo señala la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).17 Antes de ese reglamento, el derecho europeo no autorizaba la trituración y asfixia por inhalación de gas de los pollos y existe una incertidumbre sobre el carácter legal de estas dos prácticas.
En el sacrificio mediante atmósfera controlada, la muerte se produce como consecuencia de la exposición a distintos gases (dióxido de carbono, gases inertes o la mezcla de ambos). La Humane Slaughter Association (HSA) recomienda una exposición de 3 minutos. Este método causa dolor, miedo y dificultad respiratoria.17
La muerte por trituración se realiza con un aparato dispuesto de «trituradoras de rotación rápida accionadas mecánicamente, o de protuberancias de poliestireno»16 que destruye los cuerpos de los pollos cuando aún están vivos. Estos son tirados a cintas transportadoras y dirigidos a la trituradora. Si la velocidad de la cuchilla o el tamaño de lote no son los adecuados, las aves pueden seguir conscientes y sufrir angustia, dolor y miedo adicional.17
Debido a la presión ejercida por organizaciones de defensa animal, sumada al creciente interés social por las condiciones en las que son tratados los animales que se consumen, se han desarrollado tecnologías que permiten determinar el sexo de los embriones en etapas muy tempranas de su desarrollo. Una vez se detectan los sexos, los huevos con embriones macho son retirados del proceso de incubación y sustituidos por otros. Con ello se evita el nacimiento de pollos macho y su posterior matanza. Estas tecnologías se conocen como «sexado in ovo» y ya están siendo implementadas en algunos países, como Alemania o Francia, donde ya se ha legislado para prohibir su matanza a posteriori.18, 19 En Italia también se van a tomar medidas legislativas similares. El Congreso de los diputados italiano ha votado recientemente a favor de la prohibición del sacrificio de pollitos macho a partir de finales de 2026.20
En las incubadoras industriales la eclosión de los huevos sucede durante el periodo comprendido entre las 24 y 48 horas. Los primeros pollos recién nacidos permanecen en la incubadora hasta que nacen los últimos. Tras ello, son sometidos a distintos tratamientos (determinación del sexo, vacunación, clasificación, etc.) y son transportados a la granja. La duración de este proceso es variable y depende del momento de nacimiento, la gestión de la incubadora o el tiempo del transporte. Durante toda esta etapa pueden ser privados de alimento y de agua. Un informe realizado por la Universidad de Wageningen (Países Bajos) a petición del Gobierno —tras una denuncia interpuesta por el grupo de derechos animales Wakker Dier— señaló que el ayuno forzado aumenta la mortalidad de los pollos durante la primera semana de vida de forma significativa. También que afecta negativamente al crecimiento de los pollos.21
Tras el proceso de selección y clasificación, las hembras son introducidas en cajas a gran velocidad, apiladas unas sobre otras, y trasladadas en camiones rumbo a la granja. Hasta ese momento, todas las aves, indistintamente del sistema de explotación para el que han sido criadas —ecológico, campero, suelo o jaula—, han sido sometidas a los mismos procesos.
La legislación referente al bienestar animal durante su traslado hasta las explotaciones ganaderas es común a todos los vertebrados destinados al consumo y está recogida en el Reglamento (CE) N o 1/2005 del Consejo de 22 de diciembre de 2004, relativo a la protección de los animales durante el transporte y las operaciones conexas.22 A pesar de que son animales recién nacidos, con una fisiología inmadura, y están expuestos a muchos desafíos durante estos trayectos,23 no existe ninguna legislación específica para el transporte de los pollos de un día —nombre que reciben los pollos hasta las 72 horas de vida24—, y su traslado a la granja puede provocarles la muerte.
La Guía de buenas prácticas para el transporte de aves de corral, elaborada para la Comisión Europea dentro de un proyecto financiado por la UE, advierte que «la deshidratación y la desnutrición son las principales causa de morbilidad y mortalidad debidas al transporte».25 La CE nunca modificó el reglamento, la guía solo es de aplicación voluntaria.
Las explotaciones modernas de gallinas están compuestas por naves de gran tamaño altamente tecnificadas. Cada nave puede encerrar decenas de miles de aves en jaulas dispuestas a lo largo de hileras de varias alturas. Una de las naves de recría de mayor tamaño de Europa está ubicada en Mainar (Zaragoza) y encierra a 250.000 gallinas jóvenes. En el año 2008, en Sinarcas (Valencia), el Grupo Avícola La Cresta construyó una nave con capacidad para confinar a 150.000 gallinas. En esa fecha el total de la granja alcanzaba ya el millón de aves.
Las gallinas jóvenes (pollas) llegan a la granja con uno, dos o tres día de vida y son alojadas en las naves de recría donde permanecen, aproximadamente, hasta las diecisiete semanas de edad. Durante esta etapa se procura maximizar su potencial genético bajo estrictos programas de luz, temperatura, alimentación y vacunación.26 De allí son trasladadas a las naves de puesta, donde son explotadas durante un periodo que oscila entre las 55 y las 95 semanas —dependiendo si se extiende el ciclo de producción— hasta que dejan de ser productivas. Después se envían al matadero.
Hasta el 1 de enero del año 2012, la directiva europea que regula las condiciones de las gallinas bajo el sistema de jaulas, denominado cría en jaulas no acondicionadas, exigía un mínimo de 550 cm2 de superficie por gallina —algo menos del tamaño de un folio—. A partir de esa fecha, el sistema cambió y pasó a denominarse cría en jaulas acondicionadas. Desde entonces, la superficie mínima exigida es de 750 cm2 (600 cm2 de ellos de superficie utilizable) —algo más del tamaño de un folio—.6
La transformación de este sistema no ha supuesto un cambio significativo de espacio para las gallinas. Además, el cautiverio, la privación de aire fresco y luz natural, la estructura de la jaula y el hacinamiento siguen comprometiendo su salud, su bienestar y su vida. En condiciones libres de explotación, la esperanza de vida de las gallinas se sitúa entre los 5 y 8 años, pudiendo alcanzar hasta los 20 años de edad —incluso los 30—.27, 28 En la granja, por el contrario, su vida acaba cuando dejan de ser rentables, hacia las 72 semanas de edad —pudiendo extenderse hasta 40 semanas más—.29, 30 Esto sucede bajo cualquiera de los sistemas de cría.
Gallinas explotadas para la puesta de huevos bajo el sistema de jaulas que exige la DIRECTIVA 1999/74/CE. 2021.
El Reglamento (CE) No 589/2008 de la Comisión de 23 de junio de 2008 por el que se establecen las disposiciones de aplicación del Reglamento (CE) no 1234/2007 del Consejo en lo que atañe a las normas de comercialización de los huevos,4 establece tres sistemas alternativos a la explotación en jaulas: [0] ecológico, [1] campero y [2] en suelo.
El número corresponde al primer dígito del código que aparece sellado en los huevos. Al sistema de producción en jaulas, de donde provienen el 89% de los huevos consumidos en el Estado español (2019)7, le corresponde el número [3].
La Comisión Técnica de Salud y Bienestar de los Animales (AHAW) de la EFSA concluyó en un informe publicado en el año 2004 que los sistemas alternativos a las jaulas también influyen de manera negativa en la salud de las gallinas. Están más expuestas a bacterias, parásitos y enfermedades infecciosas; el picoteo es mayor en los grupos de aves numerosos y puede provocar daños en los tejidos, canibalismo y mortalidad; los niveles de polvo, microorganismos y amoníaco en el aire son mayores y pueden tener consecuencias perjudiciales para el sistema respiratorio y los ojos, y la tasa de mortalidad es normalmente mayor que en los sistemas de jaulas.33
Un estudio realizado en Suecia entre los años 2001 y 2004 —que incluyó a 914 gallinas procedentes de 172 gallineros distintos— demostró que, en los sistemas de campo abierto o interiores con yacija, existía una incidencia significativamente mayor de enfermedades bacterianas y parasitarias además de canibalismo.34
Otro estudio analizó a 1.479.036 de gallinas alojadas en sistemas sin jaulas en Bélgica, entre los años 2012 y 2013. A las 60 semanas de edad la mortalidad acumulada promedio fue de 4,1%. Las principales causas fueron el picoteo de plumas y canibalismo, salpingitis, infecciones por Escherichia coli y asfixia. De las 47 manadas, 46 tenían los picos recortados. Se encontraron ácaros rojos en el 63% de los gallineros.35
La explotación que padecen las gallinas en la granja tiene consecuencias en su bienestar y en su salud. Un porcentaje de ellas —en la UE, entre 10 y 30 millones al año—33, 36, 37 muere antes de su traslado al matadero y a las que sobreviven tampoco les espera un final mejor. Los procedimientos a los que son sometidas, —como la mutilación del pico o el vaciado de aves en la granja—, las condiciones de hacinamiento y de explotación o la presión genética, entre otros factores, son causantes de distintos problemas de salud que inciden en su bienestar y en su calidad de vida. A continuación se profundiza en algunas de estas problemáticas y escenarios más comunes.
El picoteo de plumas y el canibalismo son fenómenos muy frecuentes en las explotaciones de aves destinadas a la puesta.38 Este último consiste en el picoteo, desgarro y consumo de piel, tejidos u órganos de unas aves a otras. Los brotes de canibalismo suceden bajo todos los sistemas de cría y se dan en distintas especies de aves (pollos, patos, pavos, codornices o faisanes). El canibalismo puede comenzar con el picoteo de plumas y suele ser dirigido hacia el cuerpo, los dedos de los pies, la cola y la cloaca.39 Existen, entre otros, múltiples factores que pueden causarlo, como la genética, la alimentación, el sistema de cría, la intensidad de la luz, la temperatura, la humedad o el tipo de enriquecimiento.40
En el año 1998 se llevó a cabo un estudio transversal financiado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAFF) del Reino Unido para analizar los factores de riesgo de picoteo de plumas en gallinas explotadas en sistemas alternativos a las jaulas. El 46,6% de los granjeros informaron de que el picoteo era algo normal en su explotación. El 70% constató la existencia de calvas en las aves; el 12% sangre; el 64% plumas dañadas; el 10% gallinas arrancándose sus propias plumas; el 49% gallinas arrancando las plumas a otras gallinas; el 58% picoteando las plumas de otras gallinas y el 17% comiendo plumas. Asimismo, el 68% de los granjeros observó daños en la espalda; el 57% en el cuello; el 55% en la cola; el 27% en la cloaca; el 23% en la cabeza y el 10% en las alas. La proporción de aves afectadas fue del 30%.41
La mutilación del pico es una práctica generalizada en toda la industria destinada a prevenir la mortalidad causada por canibalismo —además de ser un grave problema de bienestar también supone una amenaza económica para la granja—42 y a minimizar el picoteo agresivo en la cabeza, el picoteo en las cloacas y todas las formas de picoteo en las plumas, aunque la práctica no reduce completamente el daño.43, 44 La legislación europea permite el recorte de pico en todos los sistemas de explotación y cría: jaulas acondicionadas, en suelo, campera y ecológico.6, 45, 46 En los sistemas de producción convencionales se autoriza a los Estados al recorte de pico «siempre y cuando dicha operación sea practicada por personal cualificado y sólo sobre lospolluelos de menos de 10 días destinados a la puesta de huevos».6 No obstante, en los sistemas de explotación ecológica solo puede realizarse hasta los 3 días de edad «si lo permiten las autoridades competentes y bajo ciertas condiciones».31 Asimismo los Estados miembros pueden restringir esta práctica o prohibirla, como ha sucedido en Suecia, Noruega o Finlandia.47 Un amplio metaanálisis que analizaba datos sobre 176 millones de gallinas de 16 países —diez de ellos pertenecientes a la UE—entre 2000 y 2019, encontró que el 84% de aves tenían el pico mutilado.37
Gallina con el pico recortado. La mutilación del pico es una práctica generalizada en toda la industria destinada a prevenir la mortalidad causada por el canibalismo. 2018.
El pico es un órgano funcional y complejo dotado de termorreceptores, nociceptores y mecanorreceptores que las aves usan para realizar muchas de sus actividades. Los dos procedimientos de mutilación de pico más utilizados son el corte mediante cuchilla caliente y el corte mediante energía infrarroja, que se realiza en la incubadora al poco de nacer. El corte mediante cuchilla es más agresivo pero ambos métodos pueden causar dolor (agudo o crónico), dañar tejidos y nervios, provocar neuromas y comprometer algunas funciones necesarias para la salud y el bienestar de las gallinas, como el comportamiento alimentario, la ingesta de agua, el acicalamiento del plumaje con el que se eliminan los ácaros y los piojos o la exploración del medio.43, 48, 49, 50, 51
Las nuevas jaulas acondicionadas que se utilizan en la UE son similares a las jaulas convencionales (anteriores al 1 de enero del 2012) y, a pesar de que incluyen un nido y perchas, no han supuesto un cambio significativo para el bienestar de las gallinas. La jaula es un recinto de alambre donde las gallinas viven hacinadas y su altura solo les permite ponerse de pie. Un estudio realizado en la Universidad de California sobre el espacio requerido por las gallinas para determinados movimientos arrojó los siguientes resultados: 1.271,8 cm2 para el área media de giro (180º) y 1.693 cm2 para el área media requerida durante el aleteo.52 Estas cifras son considerablemente superiories a los mínimos requeridos por la directiva europea (600 cm2 de superficie utilizable).
Vista desde arriba de la jaula que exige la DIRECTIVA 1999/74/CE. 2018.
Si disponen de él, las gallinas utilizan una cantidad de espacio más grande.53 La estructura de la jaula y sus dimensiones limita o impide expresar comportamientos naturales necesarios para la salud de las aves.54
Los presuntos ancestros de las gallinas —el gallo bankiva— ponen entre 10 y 15 huevos al año, en contraste con los 115 huevos que ponía una gallina doméstica en 1930 y los más de 300 huevos que pueden llegar a poner hoy en día las estirpes creadas por la industria.70,71 Esta presión productiva las predispone a sufrir varios problemas de salud.72, 73
El prolapso es una de las afecciones más comunes. Consiste en el desplazamiento del oviducto y los órganos rectales fuera de la cloaca, tras la puesta. El prolapso causa daño permanente a la gallina y puede ser letal. Además, las membranas expuestas pueden atraer a otras gallinas a picotear la cloaca y desembocar en canibalismo.73
El primer indicio de un problema de prolapso es la presencia de huevos con la cáscara manchada de sangre. 2019.
Para la formación de la cáscara, la creación de un huevo exige una alta demanda de calcio que proviene, en gran parte, del esqueleto de la gallina. El Farm Animal Welfare Committee (FAWC) —organismo establecido por el Gobierno Británico en el año 2011— señala en un informe que la necesidad de calcio de una gallina para la producción de huevos excede las reservas de su cuerpo unas 30 veces.71 Distintos estudios han asociado la producción de huevos a la debilidad ósea y a las fracturas de huesos.62, 72, 74, 75, 76, 77, 78 Las gallinas más afectadas y con dificultades para mantenerse en pie pueden llegar a morir debido a la incapacidad de alcanzar la comida o el agua. También pueden sufrir dolor crónico y angustia.71, 78, 79, 80 Una investigación llevada a cabo en Dinamarca y realizada sobre 4.794 gallinas de 40 manadas distintas observó una prevalencia de fracturas óseas en un rango de 53% a 100% en sistemas alternativos a la jaula y en un rango de 50% a 98% en sistemas de jaulas acondicionadas.81 Otro estudio realizado en el Reino Unido encontró una prevalencia del 36% en jaulas acondicionadas y del 45% al 86% en los sistemas de explotación alternativos.71
En los sistemas alternativos a las jaulas se utiliza un material llamado cama —que puede ser de virutas de madera, serrín, cáscara de arroz, paja u otros elementos— para evitar que las aves pisen el suelo. A diferencia de los sistemas con jaulas, las naves que alojan a estas aves carecen de cintas transportadoras para la eliminación de las excretas, desperdicios de alimento o plumas. Las aves permanecen sobre esa mezcla de elementos durante todo el ciclo productivo, que oscila entre las 55 y las 95 semanas.29, 30 La humedad y el alto contenido de amoníaco de la cama pueden causar dermatitis plantar y cojera.82 Si es grave, puede conducir a una lesión bulbosa e inflamación dolorosa que afecta gravemente al bienestar de la gallina.83
El suelo de las jaulas acondicionadas reglamentarias de la UE es de alambre e inclinado. Su estructura puede acabar teniendo consecuencias para la salud de las gallinas. 2021.
La hiperqueratosis (hipertrofia de la capa córnea de la piel) sucede en los dedos y patas de las gallinas enjauladas. Es causada por una mayor carga de compresión de la punta o almohadilla del pie en el piso de alambre de la jaula, así como en la percha.81, 84, 85, 86 Asimismo, en la jaula, al carecer de un suelo sin material donde poder rascar o cortarse las uñas, las garras pueden crecer demasiado, romperse más fácilmente y provocar heridas abiertas y una mayor susceptibilidad a las infecciones.85 También pueden dañar la piel de otras aves.33
La visión es un sentido importante para el bienestar de las aves.87Su agudeza visual es superior en relación a otros grupos de vertebrados y son capaces de percibir, no solo el rango de luz visible para los humanos, sino también dentro del rango UV, además de detectar la luz polarizada y campos magnéticos.88 La búsqueda de comida y agua, el desplazamiento o el reconocimiento de sus congéneres son comportamientos mediados visualmente que pueden verse afectados por las condiciones lumínicas de la nave.87, 88, 89, 90, 91, 92 La luz afecta también a muchas funciones esenciales, incluida la temperatura corporal y el metabolismo implicado en la digestión.91
Condiciones de luz artifical en el pasillo de una de las naves. La directiva europea indica que las naves deben estar iluminadas «de manera que las gallinas puedan verse claramente unas a otras y ser vistas con claridad». 2018.
La directiva europea indica que las naves deben estar iluminadas «de manera que las gallinas puedan verse claramente unas a otras y ser vistas con claridad, que puedan observar el medio que las rodea y que puedan desarrollar sus actividades en un marco normal». 6 Sin embargo, los sistemas artificiales de iluminación de las explotaciones avícolas no atienden al desarrollo funcional de las habilidades visuales de las aves92 y son implementados para estimular y prolongar su actividad reproductiva y maximizar su rendimiento.93, 94, 95, 96, 97, 98 Una mala correlación entre la luz proporcionada y la requerida para una visión efectiva puede generar angustia y afectar al bienestar de las gallinas.92 Asimismo, el modo en el que se gestione la luz puede predisponer a las gallinas al picoteo severo de plumas, al canibalismo cloacal y a la mortalidad temprana.46
El final del periodo de puesta comprende la última etapa de las gallinas, cuando decae la producción de huevos y se estima que las aves han cumplido su función productiva, generalmente hacia las 60-70 semanas de edad. Es entonces cuando se retiran de la explotación y se matan. La industria ganadera se refiere a ellas como gallinas de desvieje.
Sus cuerpos pueden ser transformados en carne para consumo humano, en aceites o harinas proteicas para otros animales, usados como fertilizantes, como ingredientes alimentarios funcionales, otros usos o simplemente ser desechados.99
En el año 2021, solo en el Estado español, más de 34 millones de gallinas fueron transportadas a mataderos y transformadas en carne para consumo humano.100
Para evitar el riesgo de propagación de enfermedades de unas aves a otras, el Real Decreto 637/2021 exige que el vaciado se ejecute mediante el sistema todo dentro - todo fuera.4 Esto es, bien sea porque ha finalizado el ciclo de producción o bien porque las aves son trasladadas de una nave a otra, el vaciado de la nave debe hacerse de forma completa. Una vez finaliza el proceso, la granja se desinfecta y se introduce una nueva manada de aves.
El proceso es difícil de registrar. Así como el vaciado de las granjas de pollos ya ha sido expuesto al público por organizaciones de derechos animales en distintas ocasiones, con el vaciado de las granjas de gallinas no ha sucedido lo mismo. No solo por el hermetismo que caracteriza a las explotaciones ganaderas —además, este proceso es especialmente violento— sino porque los ciclos productivos estimados para las gallinas son considerablemente más largos —entre 55 y 95 semanas frente a 6 de los pollos— y el vaciado tiene lugar con menor frecuencia.
La Directiva 1999/74 exige que las dimensiones de la jaula permitan que las aves puedan ser extraídas «sin padecer sufrimientos inútiles ni herida alguna».6 Además, el Reglamento 1/2005 prohibe: «a) golpear o dar patadas a los animales» y «d) levantar o arrastrar a los animales por la cabeza, las orejas, los cuernos, las patas, la cola o el pelo, o manipularlos de modo que se les cause dolor o sufrimiento innecesario». 22 Pese a ello, la ley no tiene gran utilidad. La tarea de vaciado se realiza a gran velocidad. Un solo operario puede llegar a retirar 10.000 aves en una jornada —entre 10 y 20 individuos por minuto—.101 Este ritmo impide atender las demandas exigidas por la ley. Además de estrés y miedo, muchas gallinas reciben golpes en su cabeza, alas y otras partes del cuerpo, son cogidas de forma violenta por sus patas y sufren fracturas en los huesos.101
Una vez se retiran de las jaulas, las gallinas son introducidas en las baldas de un carro, de dimensiones aún más reducidas que la jaula, en el que son trasladadas al camión. En este nuevo espacio no pueden permanecer de pie y el hacinamiento es tal que, para poder cerrar los compartimentos, son aplastadas unas contra otras.
Golpear animales, causarles «sufrimiento innecesario» o aplastarlos unos contra otros es contrario a la normativa europea. Sin embargo, la ley no exige la presencia de ningún inspector veterinario. Durante el proceso que presencié nadie supervisó el trato proporcionado a las gallinas.
- [Además, deberán cumplirse las siguientes condiciones] el personal que manipula los animales estará convenientemente formado o capacitado para ello y realizará su cometido sin recurrir a la violencia o a métodos que puedan causar a los animales temor, lesiones o sufrimientos innecesarios;
- [Está prohibido] levantar o arrastrar a los animales por la cabeza, las orejas, los cuernos, las patas, la cola o el pelo, o manipularlos de modo que se les cause dolor o sufrimiento innecesario;
Reglamento (CE) No 1/2005 Del Consejo de 22 de diciembre de 2004 relativo a la protección de los animales durante el transporte y las operaciones conexas.22
Durante el vaciado de la granja muchas gallinas reciben golpes en su cabeza, alas y otras partes del cuerpo, son cogidas de forma violenta por sus patas y sufren fracturas en los huesos. 2018.
El transporte hacia el matadero supone una etapa especialmente crítica102 que implica —excluyendo a los animales que no sobreviven al ciclo completo de explotación y cría— a casi la totalidad de los animales que son explotados en granjas. La normativa europea autoriza recorridos de hasta 24 horas seguidas y sin descanso para cerdos y caballos; 14 horas para cabras, ovejas y vacas y 12 horas para aves y conejos.22
En el caso de las gallinas el transporte es «extremadamente estresante».103 Las aves son trasladadas de forma repentina a un nuevo entorno donde apenas disponen de espacio y pueden ser privadas de agua y comida por 12 horas, tal y como indica la ley.22 Durante el proceso —incluida la captura, la carga y la descarga en el matadero— pueden sufrir hematomas, fracturas de huesos, heridas, estrés térmico, deshidratación e incluso la muerte.104 Un estudio llevado a cabo en la República Checa entre los años 2010 y 2017 que monitorizó el transporte de 17.436.074 gallinas constató un índice de mortalidad del 0,516% (89.970 gallinas).104 Otro estudio realizado en Gran Bretaña sobre 13.300.000 de gallinas durante el año 2009 por el UK’s Meat Hygiene Service constató un índice de mortalidad del 0,27% (35.910 gallinas).104
A pesar de que el transporte supone uno de los momentos más delicados y vulnerables para las aves, la salud de los animales queda en manos de los transportistas y no de inspectores veterinarios oficiales o de especialistas ajenos a las empresas cárnicas.
Las condiciones de bienestar de los animales durante el transporte dependen esencialmente del comportamiento diario de los transportistas. Los controles efectuados por las autoridades competentes pueden verse obstaculizados en la medida en que los transportistas tienen la posibilidad de operar libremente en diferentes Estados miembros. Los transportistas deberían mostrar, por tanto, mayor responsabilidad y transparencia en cuanto a su situación y sus operaciones.
Reglamento (CE) No 1/2005 Del Consejo de 22 de diciembre de 2004 relativo a la protección de los animales durante el transporte y las operaciones conexas.22
Por otra parte, el número de inspecciones que se detallan en el Programa nacional de control oficial del bienestar animal en las explotaciones ganaderas y el transporte de animales resulta insuficiente. Si un matadero recibe 100 camiones se exige una inspección; si recibe 5.000 camiones se exigen cuatro inspecciones y si recibe más de 18.000 camiones se exigen diez inspecciones. Durante la carga, si los camiones se dirigen a otros países se exigen dos controles para un número de movimientos menor o igual a 100 y cuatro controles para un número superior a 100.105
La realidad tras estas cifras revela que decenas o cientos de miles de camiones realizan la carga, el transporte y la descarga ajenos a controles veterinarios oficiales. Los animales pueden sufrir un trato lesivo a manos de transportistas u operarios —como muestran las imágenes que se presentan en este informe— por encima del que permite la ley, con total impunidad.
Gallina muerta durante el proceso de vacíado y carga. 2018.
La industria ganadera sostiene que los métodos de aturdimiento que se aplican a los animales de forma previa a su matanza evitan su sufrimiento. Además, asegura que la normativa de bienestar se cumple de forma estricta. Nada de esto es cierto.
En los últimos años, he visitado decenas de mataderos —de conejos, aves, caballos, corderos, cerdos y vacas— y publicado dos trabajos que profundizan sobre estos asuntos: uno realizado en 58 mataderos ubicados en México y otro realizado en 16 mataderos ubicados en el Estado español. En ellos, he podido constatar que la ley no se cumple y que los animales sufren distintas formas de violencia inherentes a los procesos industriales de matanza.
El propio Reglamento (CE) nº 1099/2009 del Consejo de 24 de septiembre de 2009 relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza reconoce que «la matanza puede provocar dolor, angustia, miedo u otras formas de sufrimiento a los animales, incluso en las mejores condiciones técnicas disponibles».16 Asimismo, las investigaciones realizadas en mataderos de todo el mundo mediante el uso de la cámara oculta corroboran estos hechos. Basta con acudir a un buscador de internet y comprobarlo uno mismo. Existen cientos de vídeos que muestran el incumplimiento sistemático de la ley y los innumerables daños que padecen los animales.
Degüello de un pollo en el área de sangrado en un matadero de aves. 2018. / Imagen representativa del proceso de matanza de gallinas destinadas a la puesta de huevos.
En el Reglamento (CE) nº 1099/2009 se define el aturdimiento como «todo proceso inducido deliberadamente que cause la pérdida de consciencia y sensibilidad sin dolor, incluido cualquier proceso que provoque la muerte instantánea». Los métodos permitidos en la UE para el aturdimiento de las aves son los siguientes: pistola de perno cautivo penetrante y no penetrante (daño cerebral grave); arma de proyectil libre (daño cerebral grave e irreversible); dislocación cervical (isquemia cerebral); golpe contundente en la cabeza (daño cerebral grave); aturdimiento eléctrico limitado a la cabeza (epilepsia generalizada en el electroencefalograma); aturdimiento por electrocución de cabeza-tronco (epilepsia generalizada en el electroencefalograma y fibrilación o parada cardíaca); baño de agua eléctrico (epilepsia generalizada en el electroencefalograma y posiblemente una fibrilación o parada cardíaca) y exposición a distintos gases (inconsciencia seguida de muerte por anoxia).16
Según un estudio publicado en el año 2012 por la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, la gran mayoría de gallinas destinadas a la puesta de huevos fueron aturdidas mediante baño de agua eléctrico (83%). En el Estado español, la totalidad de las gallinas, 44 millones, fueron aturdidas mediante ese sistema.106 A continuación se explica el método y los daños y problemas asociados al mismo.
Pollo suspendido de los grilletes de la cinta transportadora. 2018. / Imagen representativa del proceso de matanza de gallinas destinadas a la puesta de huevos obtenida durante una investigación con Nor.
Un elemento común de los mataderos es la existencia del transportador aéreo. Consiste en un sistema de carril que traslada a los animales suspendidos de sus patas a todas las áreas del matadero. Con ello se facilita la producción en cadena y la velocidad de la línea.
El transportador de los mataderos de aves se encuentra en marcha en todo momento y el proceso se realiza a gran velocidad. Algunas líneas pueden llegar a matar más de 8.000 aves por hora. Las aves son extraídas de las jaulas de transporte, atrapadas manualmente de sus patas a los ganchos del transportador y llevadas hasta un tanque de agua electrificada. El nivel del agua debe ser suficiente para que sus cabezas queden sumergidas.16 Una vez entran en el tanque, el transportador las arrastra a través del agua por la que circula corriente eléctrica. La ley exige que el sistema de aturdimiento garantice el estado de inconsciencia de forma inmediata y que este se prolongue hasta la muerte del animal. Sin embargo, no siempre sucede así. Algunas gallinas se resisten a sumergir su cabeza en el agua y logran cruzar el tanque sin haber recibido la corriente eléctrica. En otras ocasiones la aplicación de la electricidad no es suficiente o el aturdidor se bloquea debido a una avería —la ley asume estas circunstancias como posibles—.16 En consecuencia, millones de gallinas llegan conscientes al degüello.
Tanto durante el proceso de carga en el transportador como en el baño de agua eléctrico, las aves pueden sufrir roturas en sus huesos, dolor físico y sufrimiento. Así lo señala la Comisión Técnica de Salud y Bienestar de los Animales (AHAW) de la EFSA en un dictamen publicado en el año 2004:
El aturdimiento eléctrico [...] mediante baños de agua requiere de una manipulación y una suspensión de los ganchos que resultan extremadamente estresantes para las aves de corral vivas. El dolor y la angustia asociados con la inversión (colgar boca abajo) y la suspensión de los ganchos (compresión de los huesos metatarsianos) inducen el aleteo en la mayoría de las aves, y existe la posibilidad de que se produzcan dislocaciones y fracturas en un número significativo de animales.
El colgado boca abajo de los grilletes es una postura fisiológicamente anormal para las aves de corral y la compresión de los huesos metatarsianos en el grillete de metal es extremadamente dolorosa y, por lo tanto, induce el aleteo (Gentle y Tilston, 2000).
Inevitablemente, el dolor y la angustia inducidos por los grilletes provocan un fuerte aleteo que, a su vez, aumenta la prevalencia de articulaciones dislocadas y huesos rotos (Gregory y Wilkins, 1990a; Gregory et al., 1989).
Opinion of the Scientific Panel on Animal Health and Welfare (AHAW) on a request from the Commission related to welfare aspects of the main systems of stunning and killing the main commercial species of animals.107
Una vez la gallina ha cruzado el tanque de agua electrificada llega al área de matanza, donde se procede al corte del cuello. El reglamento europeo exige que el corte se realice en ambas carótidas.16 Para ello se puede emplear un degollador automático o un cuchillo afilado. En el año 2011, la EFSA emitió otro dictamen donde reconoce que al menos un 4% de aves —que se traduce en millones de gallinas, pollos, pavos u otros— llegaba consciente al desangrado. Asimismo indicaba que los explotadores de mataderos tienden a reducir la corriente eléctrica —y con ello su eficiencia— por cuestiones relacionadas con la calidad de la carne.108 Si los animales siguen conscientes durante el desangrado o llegan vivos al tanque de escaldado, pueden sentir dolor, miedo y angustia.109 En el matadero de pollos donde se registraron las imágenes que acompañan a esta sección, algunas aves seguían mostrando signos de consciencia tras el degüello —se puede observar en este reportaje a partir del minuto 14:40—.
La industria del huevo, mediante sellos que apelan al bienestar de las gallinas, a su presunto «tratamiento humanitario» o a sus condiciones de explotación —como «libres de jaula»—110, 111, trata de confundir al consumidor haciéndole creer que en sus granjas y mataderos las gallinas son bien tratadas y que la producción actual de huevos es resultado de una cualidad natural de éstas.
Asimismo, en sus campañas de publicidad, hacen uso de imágenes que no corresponden a sus instalaciones y que distan enormemente de los espacios reales donde se explota a las gallinas.
Pasillo de una de las naves de la explotación.
Como se ha visto, de forma independiente al sistema de cría —jaulas acondicionadas, suelo, campero o ecológico—todas las gallinas comerciales sufren la explotación inherente a los procesos ganaderos. Desde que nacen en las bandejas de la incubadora hasta que son transportadas al matadero y matadas brutalmente, padecen daños que comprometen su salud física y psicológica.
Los abusos que sufren las gallinas, así como los demás animales destinados a la producción de comida —cerdos, vacas, pollos, peces, etc.—, no se aceptarían si fueran cometidos contra perros o gatos, por ejemplo. De hecho, bajo las leyes actuales de muchos países, estos abusos serían considerados delitos con pena de prisión.
Si aceptamos el consumo de huevos como parte de nuestra dieta, tenemos que asumir nuestra complicidad con los abusos aquí descritos. No existe lo uno sin lo otro. El maltrato, la explotación y la muerte sistemática son consustanciales a su consumo.
BIBLIOGRAFÍA
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NOTAS
Nota 1 / 26/09/2022 / Consulta realizada al Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación y respondida por email por la Subdirección General de Producciones Ganaderas y Cinegéticas.
«Es correcto considerar el censo de gallinas ponedoras de 47 millones [...] de los datos de censo obtenidos del REGA. Este censo es declarado por los productores en base a la obligatoriedad de declarar por sistema de cría conforme la normativa (RD 479/2004 y RD 637/2021 de ordenación de explotaciones avícolas) a las CCAA, que lo vuelcan en el REGA. La cifra de 52 millones de gallinas (SITRAN) incluye a las explotaciones de recría [...] (posteriormente pasan a producción) y es un dato sujeto a variabilidad».
Nota 2 / 26/09/2022 / Consulta realizada al Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación y respondida por email por la Subdirección General de Producciones Ganaderas y Cinegéticas.
«Cuando decimos que no existe un 'número exacto' de pollitos macho sacrificados, quiere decir que no existe un registro exacto de su número, pero sí se puede hacer una estimación, ya que aproximadamente el 50% de los pollitos que nacen son machos, por lo que si 38.937.372 pollitas se reponen, podemos estimar que el mismo número es el de pollitos macho sacrificados».
Nota 3
Los métodos de aturdimiento y de matanza se aplican y ejecutan de forma semejante tanto en pollos como en gallinas. Dado que los pollos destinados a engorde constituyen la gran mayoría de aves explotadas y matadas y debido al hermetismo de los mataderos y a la dificultad de acceso a sus instalaciones, las posibilidades de registrar la matanza de gallinas son muy bajas. Por ello, las imágenes presentadas en este punto pertenecen a un matadero de pollos. Todas ellas son representativas de la matanza de gallinas. Tanto los pollos destinados al engorde como las gallinas destinadas a la puesta forman parte de la misma especie y los métodos empleados en su matanza son iguales.