El 7 de Julio tiene lugar en Iruña (Pamplona), una de las celebraciones taurinas más importantes del mundo. La tensión entre l@s defensor@s de los animales y quienes defienden la matanza de decenas de toros y el abuso de otros animales amparándose en viejas costumbres, es cada vez más creciente.
En la entrada al patio de caballos se aglomera la gente esperando a los toreros.
Sebastián Castella se coloca la montera minutos antes de entrar al ruedo.
Un monosabio —ayudante del picador— introduce una bola en cada oreja del caballo para mermar su capacidad auditiva a la hora de enfrentarse al toro.
Tercio de varas. El picador introduce la puya en el morrillo del toro —la parte situada detrás de su nuca— con el fin de desangrar al toro y reducir su fuerza.
Peto utilizado en los caballos.
Tras el tercio de varas y el tercio de banderillas el toro lleva varios minutos perdiendo sangre.
La presencia de menores en el patio de caballos —el lugar donde el toro es arrastrado muerto o moribundo para ser desangrado frente a decenas de aficionados que se congregan allí— es bastante común.
El toro comienza a perder sangre desde el primer tercio, a pocos minutos de entrar en la plaza, cuando le clavan la puya en el morrillo. En pocos minutos, momentos antes de su muerte, el toro ha podido perder entre tres y cuatro litros de sangre como consecuencia de estas heridas iniciales.1
En el tercio de muerte el toro llega exhausto, abatido y es habitual verle caer.
La plaza de toros de Iruña (Pamplona) suele abarrotarse de gente.
Tras ser matado, el toro es arrastrado por las mulillas hasta el patio de caballos.
En el patio de caballos el toro es colgado boca abajo y desangrado.
Como consecuencia de una serie de imágenes publicadas entre los años 2014 y 2016 se ha prohibido realizar fotografías a esta parte del proceso —antes se permitía con cierto recelo—. Ahora unas lonas rojas cubren ese lugar.
El toro es introducido en un camión que lo trasladará al matadero. Su carne suele ser vendida y servida en restaurantes y carnicerías de la zona.
Han muerto seis toros. La fiesta sigue.
Familias acuden con sus hijos e hijas a fotografiarse con los toreros.
NOTAS
- Contestación al cirujano jefe de la plaza de toros de Bayona por José Enrique Zaldívar Laguía (veterinario, socio fundador, y presidente de AVATMA).
«Dice usted que la puya hace perder a un toro 1 litro de sangre, cuando estudios realizados por veterinarios taurinos, hablan de pérdidas de volumen sanguíneo de entre un 10 a un 18%, según la manera y lugar en que las varas hayan sido colocadas. Echando mano de las matemáticas, los litros de sangre perdidos por un toro, suponen entre 3.8 y 6.8.»
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